Turismo slow: desconectar para conectar

Vivimos esperando los viernes, acelerados, atrasados, corriendo porque la vida se nos pasa volando, igual que los fines de semana y las vacaciones. Es por eso que tomarse la vida con calma es cada vez más apreciado, lo que ha llevado al surgimiento de una filosofía que busca disfrutar con tranquilidad: el turismo slow.

Sin embargo, esta tendencia, que quiere romper con esos viajes de “20 países en 20 días”, no es algo nuevo. Nacido en la década de los 80, en Italia (con unas Roma y Venecia repletas de viajeros full actividades), el turismo slow o lento se ha transformado en un movimiento que tiene como principal objetivo escapar del agitado ritmo de los viajes armados, los buses llenos y las tiendas de souvenirs.

¿Cómo practicar el turismo slow?

Ya no basta con viajar, ahora lo más importante es disfrutar el momento, conectar con los lugares y las personas, vivir la experiencia.

La idea es viajar sin prisas y de una forma más profunda, sin limitaciones de tiempo y con un profundo deseo de sumergirse en el estilo de vida del lugar visitado, con calma, como se prepara un buen plato de comida casera o se disfruta una taza de té frente al fuego en pleno invierno.

Muchas veces necesitamos escapar de nuestras aceleradas vidas, de la rutina de nuestro trabajo y nuestra ciudad, con el fin de explorar y conocer otras costumbres y formas de hacer las cosas. ¿Cómo hacerlo? Aquí te contaremos en detalle lo que debes hacer para probar el turismo slow.

Elige bien el lugar

La tentación de visitar muchas ciudades en un nuevo país es enemiga del turismo slow. Mejor dedica tu tiempo de vacaciones para conocer solo un lugar especial.

No olvides que el objetivo principal es tratar de sumergirse al máximo en la cultura del lugar. Dedícate a explorar cada rincón, a probar su gastronomía, interactuar con su gente y conocer sus costumbres.

Investiga

Una vez que hayas definido tu destino turístico, comienza a investigar sobre él. Revisa cuándo es temporada alta e intenta organizar tu estadía cuando hay menos gente, así podrás experimentar mejor la localidad.

Identifica también los lugares de interés, restaurantes, museos, plazas, miradores, centros culturales y espacios donde se realicen actividades para la comunidad. No es necesario que planifiques el día a día, pero lo anterior ayuda mucho para que puedas aprovechar al máximo tu estadía en el lugar.

Camina y sorpréndete

Recorre la ciudad a pie, piérdete por sus calles, mira sus construcciones, entra a mercados y tiendas que te llamen la atención. ¡Siéntate en el banco de una plaza y observa a las personas!

Desconéctate

Lo primero que muchos turistas hacen al llegar a un nuevo país es comprarse una SIM card para su teléfono. ¡Olvídate de eso! Si no tienes un bebé en casa, no es necesario estar ubicable todo el tiempo. Puedes conseguir wifi en tu hotel o en un café y relajarte porque cuando suena un teléfono, ¡sabrás que no es el tuyo!

¿Y si me pierdo? ¡Pregúntale a un lugareño! Y de paso pídele recomendaciones sobre dónde comer y su plato favorito, qué hacer y qué rincones sugiere para disfrutar como un local.

El lujo de tomarse la vida más despacio

Otra de nuestras sugerencias es moverte como un local, tomando el transporte público, buses y trenes. Te tomará más tiempo, es verdad, pero podrás ver más de cerca la vida cotidiana y disfrutarás los desplazamientos por barrios menos turísticos, conociendo los sectores donde vive, trabaja y estudia la gente.

Hacer turismo slow implica también bajar el ritmo, prestar más atención a la naturaleza y respetarla, interesarse por las tradiciones locales: artesanías, costumbres y música, ser más sostenible y consciente en el uso de los recursos.

Turistas vs Viajeros

La filosofía del turismo slow se basa en tres pilares fundamentalmente: el tiempo, la inmersión cultural y la sostenibilidad.

Si pudiéramos perfilar a un turista slow diríamos que tiene entre 25 y 65 años, prefiere los rincones más singulares sobre lugares demasiado populares y repletos de gente, le interesa el patrimonio cultural y natural de su destino, tiene interés por conocer y conectar con personas locales para empaparse de su cultura.

También es menos consumista: prefiere calidad antes que cantidad, no es muy fan de los souvenirs, los tours y la comida rápida. Es más preocupado del medioambiente, le inspiran la fotografía y las actividades al aire libre, le gusta leer y escribir, prefiere comer local y los productos de estación, la comida vegana/vegetariana y que no dañe ecosistemas ni haga sufrir a los animales.

Turismo slow alrededor del Nevados de Chillán

Chillán, Pinto, Los Lleuques y Las Trancas son algunos de los mejores destinos en Chile para empezar a practicar el turismo slow. Aquí te damos las razones:

Conectividad. Al estar en el centro del país, es muy fácil llegar y hay opciones para todos los ritmos y bolsillos. Tenemos 3 trenes al día desde Santiago (horarios y precios en www.efe.cl), buses desde las principales ciudades del centro y sur de Chile que llegan directo a Chillán y un buen sistema de transporte público.

Entorno. El sector del Nevados de Chillán cuenta con una amplia oferta de actividades al aire libre, en todas las estaciones. Caminatas, cabalgatas, esquí y snowbard en invierno, miradores, ríos y volcanes hacen que puedas pasar fácilmente un par de semanas en esta zona ¡sin aburrirte nunca!

Cultura chilena. Chilenos y extranjeros disfrutan visitando pueblos, ferias y mercados, asistiendo a fiestas costumbristas, conociendo y compartiendo con productores y artesanos locales y empapándose de tradiciones que permiten asomarse a la vida del campo chileno antes de la migración a las grandes ciudades.

Comida deliciosa, hecha con tiempo y buenos ingredientes. Famosas son las longanizas de San Carlos, la miel y las avellanas de Los Lleuques, y otras maravillas locales como las tortillas de rescoldo, la chicha de manzana, el charqui y la malta con harina tostada, que no sólo se pueden probar in situ si no también llevar a casa.

Y la experiencia en el mercado de Chillán, con sus cocinerías ruidosas y platos generosos, su té frío (vino en taza), sus vendedoras atrayendo clientes con aperitivos de regalo, es tan imperdible como inolvidable.

Descubre qué hacer en Valle Las Trancas y alrededores acá

Inspiración slow

Cuando llevas mucho tiempo haciendo turismo tradicional, no es tan fácil bajar el ritmo, así que te dejamos algunas ideas para que te sirvan de inspiración para tu próximo viaje slow:

Haz un safari fotográfico. Sal a recorrer plazas y mercados: descubre lugares antiguos, tiendas con productos de antaño, colores y personajes tradicionales. Recuérdalos a través de postales urbanas que se volverán verdaderos tesoros.

Viaja con un libro, o mejor, compra un libro sobre algún personaje o historia local. Seguro entre sus líneas encontrarás datos curiosos y explicaciones a cosas que te puedan haber llamado la atención. Además, si tienes dudas, ¡puedes preguntar a lugareños y hacer nuevos amigos!

Lleva un diario de viaje. Dibuja o escribe, pega recuerdos y fotos, anota dichos populares y palabras que te llamen la atención, anota alguna receta o sólo registra tus impresiones. Más adelante, ¡leer ese diario será como volver a viajar!

Envía una postal. Elige una o más postales para algún familiar o amigo y escríbele un par de líneas, seguro harán que esa persona se sienta muy especial.

Marcela Salinas

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