Una gran noticia para todos los amantes de la naturaleza. Después de varios meses trabajando en la construcción de un nuevo camino y después de estar cerrada casi dos años, la Reserva Nacional Ñuble, esta pronta abrir sus puertas a los turistas y público en general.
Y es que, desde su creación, el 24 de noviembre de 1978, con casi 8.000 visitantes anuales, más allá de sus potenciales turísticos y educativos, la reserva se ha convertido en un territorio de gran relevancia para la conservación y el estudio de la flora y fauna cordillerana de la región y el país. El siguiente artículo recoge en parte la historia e importancia de este refugio para la vida salvaje de los Andes centrales.
LOS PIONEROS
La iniciativa de crear una Reserva en Ñuble, surgió principalmente de profesionales conservacionistas, basados en observaciones e historias locales sobre numerosas poblaciones de huemules que pastaban libres por los valles y coironales. Uno de los hitos más destacados es la llegada del investigador norteamericano Anthony Povilitis que en el año 1974 inicia el estudio de la colonia de huemules presente en los Nevados de Chillán. La importancia de su trabajo radica en su enfoque hacia la protección y conservación, aportando una nueva perspectiva sobre la valoración de la riqueza biológica de la zona.
Para su declaración como Reserva Nacional Ñuble se consideraron en un comienzo los terrenos fiscales cordilleranos de las zonas altas del rio Polcura y Laguna del Laja cuyo uso tradicional era para ocupación de pobladores y arrieros en las llamadas veranadas o zonas de pastoreo para el ganado.
Luego de algunas expediciones y después haber recabado toda la información pertinente, se elaboraron sendos informes que sirvieron de base para presentar el proyecto.
A continuación, un pequeño extracto de un relato de las primeras expediciones realizadas con fines para la conservación de parte de Don Víctor Mourgues, ingeniero forestal de CONAF y un protagonista clave para los inicios de la reserva:
“Hacia el norte, el cercano volcán Chillán. Estábamos a alrededor de 2.000 metros de altitud, en las puertas de un universo nuevo, sin cercos, sin caminos, sin calles, casi despoblado, donde la naturaleza era lo preponderante. Mientras, una familia de 4 cóndores nos sobrevolaban a menos de 6 metros de altura, vibrando fuertemente las plumas de las alas en medio de un silencio amplio y perfecto”.
Un relato increíble y redactado por el mismo Víctor Mourgues y que puedes leer en el siguiente linck:https://www.researchgate.net/publication/262600508_Arriba_en_la_Cordillera_Historia_y_Visiones_de_la_Reserva_Nacional_Nuble_y_Los_Esfuerzos_para_la_Conservacion_del_Huemul
Después de varias gestiones y gracias al esfuerzo en conjunto de profesionales y voluntarios amantes de la fauna silvestre la nueva área protegida fue entregada a la administración de la CONAF pasando a formar parte del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE) cumpliendo un importante rol en la protección de la biodiversidad.
UN REFUGIO PARA LA FLORA Y FAUNA EN EL CORAZON DE LOS ANDES
La Reserva Nacional Ñuble se ubica al interior de la Cordillera de los Andes, entre los nevados de Chillan y el volcán Antuco, extendiéndose por más de 70.000 hectáreas a través de un paisaje cordillerano impresionante que contempla desde cordones montañosos hasta lagunas alpinas, albergando importantes cuencas hidrográficas, siendo la principal la del rio Polcura, afluente del rio Laja que a su vez alimenta al Biobío.
Si bien, la reserva es conocida en el ámbito turístico por sus paisajes y geografía, su importancia en términos ecológicos va mucho más allá. Debido a su ubicación geográfica es parte de la llamada zona de transición climática entre los climas mediterráneo y templado. Este solapamiento crea gradientes ambientales y distintos ecosistemas con el potencial para albergar una alta riqueza de especies.
Por otro lado, también está el gradiente altitudinal, que contempla desde extensas llanuras en las zonas bajas de los valles hasta las altas cumbres de las montañas, integrando zonas de alimentación, reproducción y refugio para un gran número de especies. Esto conlleva el establecimiento de un acervo genético rico y diverso, lo que se traduce en un enorme potencial para la evolución de la vida en la tierra.
Por nombrar algunos, en la Reserva Nacional Ñuble por ejemplo se pueden observar un gran número de especies vegetales entre los que destacan los bosques de Coihues (Nothofagus dombeyi) acompañados de formaciones de matorral nativo como Chusquea spp y Berberis spp, y también representantes de las estepas altoandinas como la Lenga (Nothofagus pumilio) y el Ñirre (Nothofagus antartica) característicos de las zonas cordilleranas. Las principales especies de flora con problemas de conservación presentes en la reserva son: radal enano (Orites myrtoidea), especie arbustiva catalogada como vulnerable, y el ciprés de cordillera (Austrocedrus chilensis) conífera que se desarrolla en la cordillera, en suelos de mala calidad, especialmente en sectores rocosos y también catalogado en estado vulnerable.
Estos bosques a su vez son el hábitat de varias especies amenazadas entre las que se cuentan aves como la bandurria (Theristicus caudatus), el pato anteojillo (Speculanas specularis), el pato cortacorrientes (Merganetta armata), el peuquito (Accipiter bicolor), el aguilucho chico (Buteo albigula), el halcón peregrino (Falco peregrinus), el carpintero negro (Campephilus magellanicus), el canastero austral (Asthenes anthoides), el hued hued castaño (Pteroptochos castaneus), y el cóndor (Vultur gryphus) y mamíferos como la vizcacha (Lagidium viscacia) y el puma (Puma concolor).
Hay que destacar que la reserva Nacional Ñuble es parte del hábitat de una de las poblaciones más septentrionales del Huemul (Hippocamelus bisulcus), hoy en día en peligro de extinción. Esta población está aislada geográficamente de la del sur y por ende se están llevando a cabo grandes esfuerzos para su conservación.
Es por esto que el día 29 de junio del año 2011, la UNESCO, dentro de las 18 nuevas Reservas de la Biosfera declaradas en todo el mundo, incluyo la del Corredor Biológico Nevados de Chillan-Laguna del Laja, el cual conecta el Parque Nacional Laguna del Laja, La Reserva Nacional Huemules de Niblinto, el Santuario de la Naturaleza Huemules de Niblinto y la Reserva Nacional Ñuble.
En su definición un corredor biológico es “un espacio geográfico delimitado que proporciona conectividad entre paisajes, ecosistemas y hábitat, naturales o modificados, y asegura el mantenimiento de la diversidad biológica y los procesos ecológicos y evolutivos«.
Por otra parte, la finalidad de este decreto es la protección de las cuencas hidrográficas que constituyen la base del potencial hidroeléctrico del país, la protección de la flora y fauna de la zona, la preservación del paisaje, evitar la destrucción del suelo y la protección de los sectores donde se encuentran las especies más representativas y amenazadas, con especial énfasis en el Huemul, debido a su lamentable estado de conservación.
Desde hace muchos años se ha visto diezmado principalmente a causa de la cacería furtiva, la degradación de su hábitat, la presencia del ganado doméstico y la intrusión humana, amenazas que hoy en día continúan latentes. Así la Reserva Nacional Ñuble ubicada en el corazón de este importante ecosistema cumple un rol fundamental para la conservación y rehabilitación del Huemul y muchas otras especies.
¿DESEAS VISITARLA?
Antes de visitar la Reserva Nacional Ñuble, te invitamos a revisar toda la información para visitar el parque en la página de la CONAF:https://www.conaf.cl/parque_nacionales/reserva-nacional-nuble/ , también puedes visitar su cuenta de Facebook: https://www.facebook.com/reservanacionalnuble/?locale=es_LA y/o su IG: https://www.instagram.com/reserva_nacional_nuble/?hl=es
La Reserva Nacional Ñuble cuenta con senderos y miradores, zonas de camping y meriendas. Para llegar a ella debes conducir unos 73 km al este de Chillán por la ruta N-55. Al llegar a Recinto, debes tomar el camino hacia el Valle de Atacalco (Ruta N-633) recorriendo unos 15 km hasta llegar el predio Los Cipreses. Desde ahí solo te quedan aproximadamente 8 km por un camino algo escarpado, hasta llegar a guardería El Trumao. Este tramo final solo es transitable con vehículos 4×4 y es accesibles de 08:00 a 20:00 horas. Debido a su dificultad y a que estas dentro de un ambiente natural y reserva de la biosfera se recomienda no superar los 30 km/h.